sábado, 29 de agosto de 2009

Curiosidades de nuestro idioma

Nuestra lengua castellana es uno de los idiomas más amplios y ricos del mundo en cuanto a curiosidades en su escritura, ortografía, origen de las palabras y significado se refiere. Por ser de carácter dinámico, rápidamente cambia e incluye nuevos términos que nacen dentro de la relación construida entre los hablantes, sus necesidades, avances tecnológicos y el mundo actual.
Es curioso saber que en diversas ocasiones, algunas palabras han quedado registradas en nuestro idioma de la manera en que se dicen actualmente, por simple error. Así sucedió, por ejemplo, con la palabra “semáforo”, que debería decirse “semáfaro” que significa “faro de significados”, pero el uso incorrecto pudo más que la ciencia lingüística. Otra palabra que se quedó marcada por equivocación fue “hipopótamo”. Su forma correcta es “hipótamo”, que significa “caballo de río”, pero al repetirse en su segunda sílaba, convirtió a este grueso animalito en lo que conocemos hoy.

Si hablamos de los nombres propios, muchos surgieron por casualidades o simple evolución de los sustantivos. El nombre Ricardo, por ejemplo, proviene de los tiempos del rey visigodo Recaredo, que pasó al catolicismo del arrianismo. Al cambiar de religión, en ocasiones también cambiaban los nombres.

En cuanto a su significado y escritura, se ha llegado a pensar que sólo hay una forma correcta de escribir y acentuar las palabras en español, sin embargo, es interesante la gran cantidad de palabras que pueden escribirse o acentuarse de dos o más formas, teniendo en cuenta el país en que se da uso. Sólo por mencionar algunas, en cuanto a su ortografía, la lista incluye términos como “kilogramo – quilogramo”, “transcurrir – trascurrir”, “Sudamérica – Suramérica”, “noticiero – noticiario”, “optimizar – optimar”, entre otras.
Si consultas el sitio de la Real Academia Española o el Diccionario Panhispánico de dudas , podrás conocer más sobre las curiosidades del español; encontrarás verbos que ni siquiera existen y que tal vez usas con frecuencia, como “direccionar”, “emproblemar” o “particionar”; anglicismos recientemente agregados como “pirsin”, “baipás” y “devedé”, y cientos de verbos curiosos como “concienciar”, “complotar” y “ripostar”, que todavía no hemos aprendido a utilizar de forma correcta.
Todo lo anterior, sin mencionar las acepciones, plurales invariables, dobles participios y cantidad de sustantivos que podemos emplear al comunicarnos de forma oral y escrita, conforman y enriquecen el español gracias al mestizaje idiomático propiciado por la cultura de la globalización.

Disponemos de un inmenso e inapreciable tesoro del que podemos y debemos estar orgullosos: el idioma español. Muchos extranjeros así lo han reconocido, lo aprenden, lo disfrutan, lo conocen y obran en consecuencia. ¿Y nosotros?


1 comentario:

  1. esta serie la daban cuando yo era pequeño
    muy buena, me trae recuerdos

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