(Mitología celta)
La mayoría de los duendes vivía debajo de la tierra, en el subsuelo o dentro de las cortezas de los árboles y tenían aficiones nocturnas, de manera que era muy raro verlos de día. También tenían cualidades mágicas, como ver las cosas ocultas, adivinar el futuro o hacerse invisibles, e incluso transformarse en cualquier cosa que desearan.
La mayoría de los duendes vivía debajo de la tierra, en el subsuelo o dentro de las cortezas de los árboles y tenían aficiones nocturnas, de manera que era muy raro verlos de día. También tenían cualidades mágicas, como ver las cosas ocultas, adivinar el futuro o hacerse invisibles, e incluso transformarse en cualquier cosa que desearan.
Un duende era un ser minúsculo, de 30 a 70 centímetros de altura, que vivía en los bosques. Era juguetón y bromista, aunque a veces los había cascarrabias e incluso malvados. Tenían la cara tremendamente arrugada y podían vivir más de 500 años. Entre los duendes existían muchas clases: los Gnomos vivían en las setas y hongos y eran guardianes de la naturaleza. Al ser los mayores y sabios, los duentes jóvenes e inexpertos siempre los consultaban. Los Trasgos eran los únicos duendes que vivían en las casas y se dedicaban cambiando las cosas de lugar o escondiéndolas para divertirse.
Los Leprechaun eran duendes que fabricaban zapatos, pero solamente para uno de los pies. Se decía que tenían un gran tesoro de oro escondido. Si al salir el arco irirs alguien miraba fijamente en qué lugar exacto sus rayos tocaban el suelo, sabría dónde estaba el tesoro. Fíjense bien, porque aún no lo ha encontrado nadie.
